La cicatrización es un proceso natural que posee el cuerpo para regenerar los tejidos de la dermis y epidermis que han sufrido una herida. Cuando una persona posee una herida en el proceso de recuperación se llevan a cabo una serie de complejos fenómenos bioquímicos que se suceden para reparar el daño. Estos fenómenos ocurren con cierto solapamiento temporal y pueden ser divididos para su estudio en las siguientes fases: inflamatoria, proliferativa, y de remodelación (algunos autores consideran que la cicatrización ocurre en cuatro o más etapas, si se subdividen las fases inflamatoria o de proliferación en pasos intermedios).[1] [2] [3] [2] En la fase inflamatoria, se fagotizan y eliminan las bacterias y suciedad, y se liberan factores que producen la migración y división de las células que toman parte en la fase proliferativa.
La fase proliferativa se caracteriza por la angiogénesis, la deposición de colágeno, la formación de tejido granular, la epitelialización, y la contracción de la herida.[4] En la angiogénesis, crecen nuevos vasos sanguíneos a partir de células endoteliales.[5] En la fibroplasia y formación de tejido granular, los fibroblastos crecen y forman una nueva, matriz extracelular provisoria (ECM, por sus siglas en inglés ExtraCellular Matrix) mediante la excreción de colágeno y fibronectina.[4]
En la epitelialización, las células epiteliales se desplazan sobre la herida cubriéndola.[6] En la contracción los miofibroblastos ayudan a reducir el tamaño la herida, ellos se toman de los bordes de la herida y se contraen utilizando un mecanismo similar al que poseen las células de los músculos lisos. Cuando las células han cumplido con su cometido, las células no utilizadas sufren una apoptosis.[4]
En la fase de maduración y remodelado, el colágeno es remodelado y realineado a lo largo de las lineas de tensión y las células que ya no se precisan son eliminadas mediante una apoptosis.
Sin embargo, este proceso no solo es complejo sino que es frágil, y es susceptible de ser interrumpido o fallar lo que conduce a la formación de heridas crónicas con problemas de cicatrización. Algunos factores que pueden contribuir a este problema son la diabetes, enfermedades de las venas o arterias, edad avanzada, e infecciones
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